Si tratas de aplicar GTD®, olvida las TMIs
Varios sistemas de productividad personal se construyen en torno a un concepto cuyas siglas quizá te sean familiares, las MIT en inglés (most important tasks) o TMI en castellano (tareas más importantes). Muchos de esos sistemas proponen centrarse o comenzar nuestra jornada con alguna de ellas, para garantizarnos el resultado que presuntamente supone el haberlas dado por realizadas.
Incluso en el caso de personas que aplicamos la metodología GTD®, es común caer en el error de planificar o priorizar de este modo. Pero siento deciros (¡y decirme!) que hacer esto es herencia de nuestros viejos hábitos, y contradice la base de los principios que tratamos de aplicar.
En GTD®, no se planifica ni se prioriza de ese modo.
Hoy en día todos somos conocedores en mayor o menor medida de que el entorno que nos rodea cambia con terrible facilidad y rapidez. Dado esto, lo que GTD® propone es priorizar en el mismo momento en que miras tus listas para elegir qué hacer, y no antes (y esta priorización se aplica, además, tras pasar el filtro previo de determinados factores limitantes). El ejercicio de hacerlo con anterioridad (por la mañana, o incluso al fín de la jornada anterior) es algo que puede aportarnos una falsa sensación de control que no deja de ser eso, un absurdo intento de engañar a nuestra psique para aportarnos una tranquilidad que no es real. Si algo es tan importante para ti, no es necesario que le pongas una falsa fecha, una marca o una banderita; al mirar tus listas y pasar los filtros previos que te indiquen que puedes avanzar en ese asunto, lo verás y sin duda seguirás recordando que es un tema prioritario para ti. Pero si en ese momento preciso te encuentras fuera del contexto oportuno, no será su momento, te guste o no. Sírvanos esto para recordar que nuestros contextos (en base a los cuales organizamos las listas que consultamos a la hora de «hacer») son factores limitantes, y precisamente en su propio concepto reside su magia. Miramos para saber qué podemos hacer, aquí y ahora.
Por tanto, cuanto antes comprendamos que lo que de veras debe hacerse hoy estará en nuestra agenda/calendario, y lo que no esté allí debe hacerse lo antes posible pero no obligatoriamente hoy, antes nos libraremos de otro de los estándares de “control y gestión del tiempo” que durante años hemos ido asimilando, y antes podremos avanzar hacia una mejor comprensión de la metodología que tratamos de implantar en nuestras vidas.
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